Sunday 5 July 2009

Bolicheando

Cuando uno se muda a una ciudad suiza de 300 mil habitantes se imagina que la vida nocturna, para bien o para mal, no va a ser como en Buenos Aires.

Sin contar salidas a bares, que casi ni cuentan como "salida nocturna" porque algunos cierran 12.30 y la mayoría están muertos antes de la 1, salimos dos veces a la noche noche.

Hace 1 mes fuimos por el cumpleaños de una chica por primera vez a un boliche. Además del placer de abonar 5o francos (175 pesitos) me quedó el recuerdo de un calor insoportable y una música electrónica asquerosa, repetitiva hasta el cansancio. Dismal, diría mi compañera de oficina.

Ayer era la revancha, por otro cumpleaños. Fuimos a otro lugar y cuando llegamos, en la puerta, al lado del patova, un pibe tocando una mandolina nos anunciaba que la noche se venía con sorpresas.

Adentro, el lugar era pequeño, como todos en Zürich. Pero un vistazo a la gente alrededor mostraba que lo de la mandolina era sólo el comienzo. A la derecha, una despida de soltera, todas vestidas de los años 20. Tranca.
A la izquierda, un grupete de mujeres que estarían festejando el décimo aniversario desde la menopausia de alguna. Promedio de edad: 60. Los vestidos y los bailes dejarán insomnes a más de uno esta semana (por miedo a las pesadillas).
Un poco más allá, una versión femenina de michael jackson. Rulos, cara chupada, anteojos grandes como los de Jacko y de yapa, vestida de capitán de barco.

La música era un pop electrónico griego. Sí, griego. ¿y ahora esto como lo bailo? ¿saco el vaso de whisky y le bailo alrededor? me preguntaba. Mirando alrededor y mandando fruta como siempre me puse a bailar.
A la media hora, aparece un animador que en un inglés nivel ECEA segundo año, nos anuncia que se viene al escenario Andrea no sé qué. La gente aplaude. Un pibe de 20 años sube con una mandolina. Es el de la puerta!!! Yo miro con cara de no entender nada como Homero en la fundidora gay.
Empieza a tocar y cantar arriba de la música. Zafa. Pasa la estrofa, pasa el coro y se viene el solo de mandolina.

La multitud delira.
Michael jackson vestido de marinero baila como loca.
Las abuelas sacuden las caderas de acero inoxidable.
El pibe de la mandolina se siente Van Halen y Luis Salinas, todo junto.
Yo miro...curioso. "Que está pasando? Trabajamos, y nos divertimos" es la respuesta silenciosa.
El pibe de la mandolina es la estrella, la gente no para de aplaudir.

En eso aparece un heladero. WTF?? Ah, no es un heladero, está regalando helados. WTF??? Me como un torpedo mientras muevo la pelvis bajo el ritmo pop-electronico-griego de la mandolina y pienso que este lugar me está gustando más que la mayoría de los que fui en BA.
Es divertido, la gente tiene buena onda, no le importa nada pero con respeto. Y el helado gratis la rompe.

Al rato se viene el homenaje a Michael Jackson. Merecido. La gente delira de nuevo. El pibe de la mandolina ya se fue pero no importa.

A las 2 (que locos somos!) pegamos la vuelta a casa. A madrugar el domingo. Pero me quedó el recuerdo de una noche divertida.